viernes, 2 de noviembre de 2012
EL MESMERISMO Y LAVOISIER
El mesmerismo es una doctrina que data del siglo XVIII y que se basa en la existencia de un éter invisible o fuerza universal que atraviesa los cuerpos de todos los individuos, fluyendo libremente y llenándonos de vitalidad.
Las enfermedades son entendidas en esta pseudociencia como nudos que se originaban en el cuerpo del paciente y que impedían el correcto flujo de esta misteriosa fuerza desconocida.
Franz Anton Mesmer, padre de la idea, era capaz de deshacer estos nudos y permitir que se recobrara el equilibrio etérico del individuo (sea lo que sea que quiera decir esto) curando de esa manera la enfermedad.
En un primer momento utilizó imanes, pues pensaba que ese éter insustancial tenía propiedades magnéticas y que mediante los imanes podía recircular el flujo y desenrollar estos nudos que impedían el paso a las fuerzas primordiales.
Franz Anton Mesmer
Más tarde abandonó la idea de los imanes para entregarse de pleno a la idea del “magnetismo animal”. Según Mesmer había personas que presentaban un magnetismo propio y que en función de la potencia que tuvieran a este respecto serian capaces de curar a las personas con mayor o menor eficacia. Ni que decir tiene que Mesmer era, casualmente, el que más magnetismo animal poseía.
¿Pero quien era Mesmer? Mesmer fue un medico del siglo XVIII, nacido en Alemania y que ya desde sus orígenes despuntó en el uso y desarrollo de pseudociencias. Su tesis doctoral rezaba “De planetarum influxu in corpus humanum” o lo que es lo mismo un tratado de astrología pura y dura.
Fue un mecenas para Mozart, al que ayudó en la elaboración de su primera ópera. Más adelante el compositor le dedicaría un guiño en su ópera Cosi fan tutte devolviéndole en cierta manera el favor prestado.
Tiempo después Mesner, tras varios fracasos curativos que ocasionaron cierto revuelo en la Viena de la época, emigró a Francia y se instaló en París.
Sus sesiones de mesmerismo eran todas prácticamente idénticas: se reunían en una sala un conjunto de personas (solían ser mujeres de clase alta) creando un círculo y se cogían entre ellas de los pulgares para que ese magnetismo animal se pudiera propagar de unas a otras.
En ese momento Mesmer (que fue definido en muchas ocasiones como un hombre sumamente carismático) comenzaba a utilizar sus especiales poderes para curar a toda la troupe allí reunida. Las mujeres, bajo el influjo de la personalidad del médico entraban en una especie de trance y acababan teniendo crisis convulsivas en unos pocos minutos. Supuestamente estas crisis demostraban la eficacia del método y favorecían la curación del enfermo.
El movimiento mesmérico fue tan importante y se extendió tan rápidamente entre las clases pudientes de la época que el propio Luís XVI pretendió esclarecer si se trataba de un hito medico o de pura charlatanería.
La duda del rey venía dada porque, efectivamente, se produjeron algunas sanaciones. No es raro entender que se produjeran sanaciones por 2 razones:
- la medicina en aquella época estaba muy poco desarrollada y en muchas ocasiones los tratamientos médicos, lejos de curar al paciente impedían que el propio organismo pudiese atajar la enfermedad. Se sospecha que el mesmerismo alejaba a los pacientes de la medicina tradicional lo cual les daba la oportunidad de que al menos se sanaran naturalmente.
- como ya hemos dicho Mesmer era un hombre muy carismático y era capaz de influir hasta tal punto en sus pacientes que la autosugestión generada podría, a modo de placebo, hacer frente a la enfermedad.
Como decíamos Luís XVI reunió a 4 miembros de la Facultad de Medicina para que comprobaran que había de cierto en todo aquello. Estos miembros fueron: Antoine Lavoisier, Joseph Ignace Guillotine, Jean Bailly (astrónomo estudioso del cometa Halley y de los movimientos de los satélites jovianos) y Benjamín Franklin.
Como curiosidad, años después de esta reunión Lavoisier y Bailly serian ajusticiados a guillotina durante la Revolución francesa. (Guillotine no inventó este método de ajusticiamiento pero sí que lo propuso).
Siguiendo un escrupuloso método científico y con la colaboración de los mesmerianos (seguidores de Mesmer) comenzaron a trabajar.
Decidieron estudiar las convulsiones y dejaron de lado las curaciones ya que no podían determinar con total exactitud si éstas venían como consecuencia del mesmerismo o de otras razones (expuestas más arriba).
Partieron de 2 hipótesis:
- las convulsiones se producían como consecuencia del magnetismo animal propugnado por Mesmer
- las convulsiones se producían como consecuencia de una potente sugestión del sujeto.
De entre los muchos experimentos que realizaron valga éste de ejemplo.
El discípulo por excelencia de Mesmer, Charles Deslon, se prestó al experimento. A petición del discípulo aventajado se derribó un tabique de una habitación y se reconstruyo una pared completamente de papel, se hizo sentar de espaldas a esta pared a una enferma. Mientras hablaba con algunos miembros de la comisión sobre su enfermedad, Deslon enfocó en ella todo su “magnetismo animal” a través del papel. El resultado fue, tras más de media hora de experimento que la paciente ni notó mejoría en su enfermedad, ni sufrió convulsiones.
Por otra parte se realizó un experimento con un grupo de personas y un falso mesmérico que creó toda la atmósfera envolvente propia de las sesiones de Mesmer. En pocos minutos se sucedieron las convulsiones en algunas participantes.
Como digo se hicieron muchos experimentos al respecto (y esto ya está quedando demasiado largo) y todos apuntaban en la misma dirección: la sugestión era la causa de las convulsiones y no había ni rastro del “magnetismo animal” que afirmaba el medico alemán.
Tras este varapalo el mesmerismo cayó en el olvido y Mesmer huyó de Francia al año siguiente para nunca más volverse a saber de él.
Como legado de sus técnicas, completamente pseudocientíficas, apareció casi medio siglo después la hipnosis. Aunque eso es otra historia….
Fuente: http://cienciaaldia.wordpress.com
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