La etimología de
la palabra “druida” no está muy clara. A pesar de todo, algunos especialistas
como Max Müller creen que procede de la palabra drui, cuyo significado es “hombre de los robles”. Sorprende el
paralelismo con la palabra griega dryades, que hacía referencia a los dioses de los
bosques, e incluso del vocablo sánscrito dru,
cuyo significado es “árbol”.
Las fuentes
escritas de la época romana constituyen una excelente (aunque escasa) prueba
documental del modo de vida de estas personas que gozaban de una especial
consideración en el entramado social de su época. Los druidas podrían
considerarse como los depositarios de una sabiduría que habría sobrevivido de
generación en generación, y que incluía disciplinas tan dispares como la teología
natural, la medicina, las ciencias
físicas, la geografía o la astrología, entre otras. Según Artemiodoro, en una
isla próxima a Gran Bretaña los druidas adoraban a Ceres y a Perséfone, lo cual
demostraría su estrecha vinculación con las civilizaciones mediterráneas.
En el campo de
la medicina los druidas utilizaban
remedios naturales tan peculiares como el muérdago o los huevos de
serpiente. Según Éliphas Levi, la razón por la cual recurrían a estas
sustancias era debido a que las mismas atraen la luz astral de una forma
determinada. En determinadas épocas del año, teniendo en cuenta la posición del
sol, la luna y las estrellas, el druida trepaba por un roble y cortaba el
muérdago, cuyas propiedades eran muy preciadas.
Los druidas también eran poseedores de una sabiduría secreta (semejante a la existente en la antigua Grecia), aunque no se conoce ninguna fuente escrita, todo lo cual hace suponer que la transmisión de la sabiduría se realizaba de forma oral.
Algunos autores
inciden en la sorprendente relación del druidismo con la simbología cristiana.
En este sentido, la simbología de la cruz y la serpiente están dotadas de una
enorme importancia: Los druidas cortaban las ramas de un roble y formaban la
letra te. Ademas, los druidas tenían predilección por una virgen madre con un
niño en sus brazo. Además se sabe que adoraban al Sol y que dicha divinidad
nacía en el amanecer del vigesimoquinto día de diciembre.
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